El Sexting se hace con el whatsapp

En las últimas semanas un vídeo de contenido sexual ha corrido de móvil en móvil por ‘whatsapp’ en la capital, difundido sin el consentimiento de la persona adulta que aparece en él.  El caso  es real pero no hay denuncia de por medio por lo que ni las fuerzas de seguridad, que tienen conocimiento del hecho de manera extraoficial, ni la administración de Justicia pueden actuar de oficio al tratarse de un delito que afecta al derecho a la intimidad de las personas, cada vez más expuesto a cualquier vulneración por la tecnología.

“Nos movemos en un ámbito delictivo que afecta a la intimidad, que se persigue a instancia de parte porque se producen en la esfera privada y si la persona afectada no se mueve no se puede actuar”, explica un abogado familiarizado con esta modalidad delictiva y que no tiene claro qué consejo dar al afectado. “Mi opinión es que no sirve un consejo para todas las personas y hay tantos consejos como personas”, “la gente en esta materia no es compresiva. Vivimos en una sociedad muy machista y es difícil, como vimos en el ‘caso Hormigos’, que alguien que denuncia la difusión de unas fotografías íntimas hechas con sus consentimiento se sienta arropado por la sociedad”.

Sobre este nuevo fenómeno, bautizado como ‘sexting’, fuentes policiales aseguran que “ni es un nuevo ni ha sido el único caso que hemos tenido, pero la gente es reacia a denunciar y es una decisión respetable”.  La estadística refiere que hasta las  comisarías o cuarteles llegan cada vez más casos, pero no siempre todos ellos se materializan en denuncias.

Y una explicación es que parar la difusión de algo que queda grabado o registrado en la red es difícil, aunque con sentencias penales condenatorias de por medio se consigue, sólo que hasta que llegar ahí hay que pasar por una serie de trámites que no todo el mundo está dispuesto a soportar, de ahí que ni juristas ni abogados consultados por este periódico tengan una opinión clara acerca de qué hacer o qué aconsejar a quien sufre un ataque contra su intimidad o su imagen a través de las nuevas tecnologías.
Y luego está el matiz de si se trata de una imagen obtenida con el consentimiento de la persona, o bien es robada o grabada sin su consentimiento. En este último caso es más fácil acudir a la comisaría, pero, pese a ello “hay que ser muy fuerte para dar un paso así”, opina el mismo letrado penalista.

Otro abogado que ha llevado casos graves de difusión de fotografías eróticas robadas opina lo contrario: “Yo recomiendo denunciar porque son incontrolables. Cuando te quieres dar cuenta están circulando en páginas y lugares que no sospechabas, proliferan en progresión geométrica. Con una denuncia de por medio ya puedes perseguir a todo aquel que lo difunda”.

Este jurista distingue también entre vídeos o imágenes tomadas con el consentimiento de la persona protagonista, y las obtenidas de forma clandestina, “entiendo que a veces es mayor el escándalo que el reproche penal. Pero si quieres cortarlo hay que denunciar”.

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